Mira el pasado y, esa vuelta hacia atrás, a los instantes inaugurales, se vuelve tentación para cuestionar el futuro. La memoria provoca cuestionamientos, reflexiones, inquietudes y subversión de lo anquilosado: pone el presente en contexto e interroga, cara a cara, el futuro. Futuro, presente, pasado son una excusa para conversar sobre quiénes somos, para ver hacia dónde se mueve la sociedad cubana. El joven Luis Emilio Aybar ―de voz suave y pausada― concreta en La ideología revolucionaria en el trabajo. Una mirada desde el sector industrial (1961–1965) una mirada que ilumina el pasado y, en el proceso, apunta a «futuros perdidos que todavía nos acechan».*
El libro de ensayos, ganador del Premio Calendario de Ensayo 2023, resulta una obra de «notable valor para el estudio de la ideología del proceso revolucionario cubano», según la escritora y presidenta del jurado, Cira Romero, quien estuvo acompañada por los escritores Félix Julio Alfonso López y Abel Enrique González Santamaría.
«Me motivó ir a la a las raíces del acto, del momento inaugural de la Revolución Cubana y sus creaciones; entendiendo que esas creaciones dan testimonio de otro mundo posible; dan testimonio de ese proyecto social realista, superador del capitalismo y de la dominación. Encontré leyendo, investigando que el ministerio de Industria se había desarrollado una experiencia poderosa en ese sentido, que podía servirnos hoy. Se habían logrado una serie de avances en la transformación de los seres humanos que podía ser, incluso, futurista. ¿No?», me dejó el autor como respuesta ante la pregunta: ¿qué motivó investigar el tema? en un audio de Whatsapp. Todavía no había visto el libro, publicado por la Editorial Abril, de imagen de portada del Guevara, junto a obreros, cuyos nombres desconocemos ―¡oh, injusticia de la Historia!―.
«Aunque esta obra es un organismo que lo dirigió el Che y que tiene su impronta, traté de abordar el proceso social, el proceso colectivo que determinaba, al final, lo que estaba sucediendo».
Voy camino a casa mientras escucho cada idea. Recuerdo, entonces, al primer Luis Emilio que conocí, en tiempos de pandemia y aislamiento social, en las preocupaciones suyas que no han variado mucho, sino al contrario: han llegado cada vez a una mayor madurez.
¿Qué no le gustaría que ocurriera con su obra?
«Que se quede ahí y nadie la la lea, que no le sirva a nadie. Tengo otro miedo, que las realidades de la sociedad cubana evolucione en un sentido capitalista, de normalización de las relaciones capitalistas. Quisiera que esa experiencia le diga a una sociedad como la cubana que todavía, a pesar de todos los deterioros, guarda algunas huella de aquellas creaciones y tiene la posibilidad, por tanto, de retomarlas y profundizarlas».
La ideología revolucionaria en el trabajo. Una mirada desde el sector industrial (1961–1965) plantea que, además de la hegemonía del pensamiento socialista en el discurso social, debe partir de nuevas prácticas coherentes con sus contenidos. En ese camino Luis Emilio Aybar plantea preguntas esenciales: «¿Hasta qué punto tuvo lugar allí una nueva práctica social? ¿Qué huellas dejó en el país que hemos sido? ¿Qué problemas confrontados siguen vigentes? ¿Qué soluciones pueden servirnos de referencia? ¿Qué nuevas miradas requieren?»
*Referencia al texto de Ernesto Teuma: ¿Cuál es el tamaño de nuestra esperanza?