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La tarde en que leí Salvajes y dichosos parecía ser otra, anodina y común, de sábado. Pero había una sorpresa en la obra de Rubiel G. Labarta. Este volumen parece compuesto por ocho relatos y escenificados en ciudades como Beijing, Shanghái y Tianjin, pero su esencia está en las emociones, que sutilmente expresan sus personajes. Tristeza, nostalgia, amor, soledad, la recurrencia del recuerdo como bálsamo y tormento, son algunas de las razones para sentarse (un sábado, un domingo, una tarde cualquiera) y abrir estas páginas. Resulta sencillo conectar con la cotidianidad de estos personajes, con sus conflictos que transcurren en muchos casos bajo la superficie de aparente normalidad.
En «Plantas ornamentales» una mujer enfrenta, otra vez, el duelo y los helechos, en lugar de un asunto decorativo, se vuelve símbolo de su propio estado de ánimo, de la felicidad, agonía, destrozo en su vida, en su hogar y en su futuro. Las marcas que deja esta planta representan las huellas del hijo no nacido, la pérdida de un proyecto común. Este, sin dudarlo, es mi relato preferido del libro, que fue seleccionado por los escritores Rubén Rodríguez, Marilyn Boves, María Elena Llana como Premio Calendario de Narrativa 2023.
La relación madre e hija se explora en tres cuentos: «Globos Rojos», «Instantes de felicidad» y «Bandadas de gorriones». El lenguaje resulta fluido e invita a meterse en la narrativa, con escenas verosímiles y cuyo ritmo acompaña el conflicto interno de los personajes, convertidos ante la lectora o lector en gentes que casi pueden palpar. Gente que tiende más bien a la introspección, a la mirada reflexiva de sus propias dificultades y, cómo negarlo, opresiones. El capitalismo, con su imposición de una vida desconectada de la familia o el tiempo de descanso, y el patriarcado, con las reglas no escritas que impone a las mujeres: tener hijos y ser una esposa excepcional, por ejemplo, estarán presentes a lo largo del libro. Está dicho sin que sea evidente, resulta una lectura posterior y que ayuda a entender las prisas de una hija en la tarde de domingo en que se despide de las cenizas del padre o la sensación de fracaso no declarado ante la separación.
Publicado este 2024 por la Casa Editora Abril, el volumen cuenta con la edición cuidadosa de Nayelis Herrera Martínez (cuán olvidados resultan los editores y qué importancia tiene la labor que realizan). Resultan historias que se ubican en parajes como la Ciudad Prohibida, pero también en cafés, en casas ubicadas en la periferia y transcurre a lo largo de piernas que caminan, de manos que pintan cuadros y aman en silencio (como ocurre en una amor idealizado en el deseo en «Los años de la nostalgia»), de la memoria que reconstruye y transforma al primer amor («La mecánica del deseo») o en la sensación de victoria tremenda ante la sobrevivencia a un accidente («Juncos movidos por el viento»).
Resulta, en definitiva, la oportunidad perfecta para, mediante la lectura, volver una tarde anodina y común de sábado en algo diferente, mejor.